Miradas ajenas
Las miradas se posan sobre mí mientras subo por la avenida. No se detienen en mi forma de andar, ni en mis ropas oscuras, sino que observan con curiosidad mi creciente locura.
Acostumbrados a verme, no saludan cuando paseo distraida con un libro abierto en la mano. Les extraña mi comportamiento y me lo reprochan cuando el silencio no basta para manifestarlo. Ruido, solo ruido... Ahora se enfadan si me encuentran escribiendo o perdiendo el tiempo frente a un puesto con libros.
Ellos no entienden... Conosco las calles, cada rebaje y cruce: no he de determe, no he de levantar la vista para evitar cuantos escollos se me presentaran en el día.
Pero poco se sabe de lo que a una le aguarda unas calles más arriba, si inmersa me encuentro en viajes y mundos, si los libros y el lápiz que llevo se me caen de las manos cuando, una tarde, su sonrisa me sorprende de pronto y el mundo se para.
3 Commentaires:
Tanta fachada tanta fachada y luego... Ains, si es que nunca nada es lo que parece y mucho menos en primavera.Nada nada disfruta de las sonrisas ;p
Fachada??? De qué hablas?
La gente se asusta de lo que no entiende, de lo que no puede clasificar, ni etiquetar.
Somos extranjeros. Pero yo soy Gregorio Samsa y un día me levanté transformado en un humano.
Besos
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