Un paseo nocturno
Sobre la lápida no había nombre ni fecha. La piedra era antigua y las malas hierbas se habían apoderado de su entorno. Estaba ligeramente inclinada hacia atrás como en un intento de facilitar a mis ojos la lectura de los cuatro versos.
Me quedé un tanto pensativa frente a ella pues las frases no tenían sentido como epitafio en la tumba de un muerto. Clamaban dolor, frustración y rabia y, aunque la piel se amoratara o el cuchillo bailara sobre su cuerpo, clamaban vida pese a todo.
¿Eran los últimos lamentos de un moribundo o las lágrimas de quien se quedaba rezando?
Esta noche de luna blanca regresé temprano de mi paseo nocturno y apunté en el cuaderno rojo las palabras que me robaban pensamiento. Pensé en El hombre de Carcosa, pensé en mi tumba, mientras me aseguraba a mi misma que en mi lápida jamás tales versos figurarían:
"No ves mis heridas
No conoces mi cuerpo
Su lenguaje o su ira
Cuando te miran de nuevo."
No conoces mi cuerpo
Su lenguaje o su ira
Cuando te miran de nuevo."
2 Commentaires:
Hola,
Me ha gustado mucho el relato.
Muy gótico y nostálgico...
En mi lápida había pensado poner ¡por fin me independizo!:D
Besos
Me quedo con el epitafio de Shere...
Y con tu texto, oscuro, oscuro. Rezuma noche :D
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