El tiempo perdido
Con alambre entrelazadas,
acogen tu pecho
enfermo y mudo
mis manos heridas.
Los dedos torpes
rememoran los caminos
y sangrantes aún intentan
devolverte el resuello
en tus sueños perdidos.
Con cariño robado,
con silencios que duelen,
la piel no se estremece
y la duda no nos alimenta
cuando las manos se rompen
entrelazadas con alambre.
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