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dimanche, août 07, 2005

La Dama Negra

Mis colmillos se hundieron en su blanco y largo cuello con facilidad, como siempre. La cálidez de su sangre me embriagó desde el primer sorbo y, mientras uno de mis brazos agarraba su cintura con firmeza, mi otra mano estaba ocupada a ladear su rostro. Cada noche repetía los mismos movimientos y cazaba con la misma eficiencia en la captura que los de mi casta y cuando llegaba al fin el momento de saciar mi sed, siempre me sumía en un trance, emborrachada de ese deleite que nos alimenta y nos enloquece a la vez. Estaba tan abstraida disfrutando cada gota que tardé en darme cuenta que ella me estaba besando la mano con la que torcía su cabeza.

Sorprendida me incorporé para detenerme en su rostro. Era una joven de unos veinticuatro o veinticinco años con el cabello castaño y la mirada negra clavada en mis ojos inmortales. Mi desconcierto fue en aumento cuando me di cuenta de que ella seguía buscando mis manos. No se alejaba de mi frialdad ni se asustaba de la blancura de mi piel, al contrario, buscaba ser tocada y atendida. Era suave y cálida.

Había dejado de agarrarla, había dejado de beber de ella para buscar en su mente lo que su voz no me decía. Se llamaba Deva y esas cuatro letras bailaron en mi cabeza un buen rato mientras ella me susurraba su soledad acercando sus labios a mi oído, mientras me cautivaba con su aliento y su aroma a lirios. Deva buscaba huir del hospital y las pruebas, buscaba una nueva vida lejos de La Muerte y la culpabilidad; en realidad me buscaba a mí para que la salvara de la oscuridad...

Debería haber partido su cuello para que no sufriera más o dejarla allí para que la naturaleza siguiera su curso; pero, antes de que me dijera nada, ella me había hechizado, quizás incluso antes de que me precipitará sobre su cuerpo con el fin de alimentarme con su vida. Pero me la llevé... No sé si fue su mirada o su perfume o la malicia de su carne, solo sé que desde aquella noche ella se ha convertido en mi amiga. Es mi Deva, la que los oriundos empezaron a llamar La Dama Negra.

1 Commentaires:

Blogger Lawbug dit...

En los lugares más extraños, en las situaciones más extravagantes, en esos momentos que menos puedes espera es donde se produce la magia. Muchas veces, cansados del propio miedo, sobrepasamos la temeridad y nos volvemos imprudentes arriesgando lo poco que nos queda.

Pensar con el cerebro no es lo mismo que pensar con el corazón, no por ello menos valioso, aunque puede que mas arriesgado. Pero en algunas cosas hay que arriesgarse y acallar a la sensatez.

Lindo texto, como siempre, una delicia que supera las meras palabras :)

22:51  

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