Marius

Aún sentía la humedad de sus labios en mi cuello,
cuando las primeras puñaladas se hundieron en mi pecho;
cuando aún el cariño y el deseo no entendían la frialdad del cuchillo,
el roce de sus colmillos y su lengua violaban mi piel.

Me agarró todavía un tiempo
antes de abandonarme al fango,
desangrada y rota,
desmadejada en una esquina,
sin que el entendimiento acuda en mi auxilio,
sin que ninguna palabra suya acuda clara
no ya al consuelo
sino tan solo a una explicación.

Aún sentía la calidez de mi carne,
cuando aún la mirada no entendía que moría,
cuando la humanidad en mi pecho empezo a helarse y
el sonido de sus pasos y el viento se despedían de mí.

Lágrimas de sangre

Blood tears,
blood eyes,
blood never runs now.

Esclavizando, no importa
la pena, mi sonrisa
se rehace en tus lágrimas

Recuerda,
no escaparás ileso
de entre mis garras.

Se malinterpretan esperanzas.
La pena... Mis colmillos
robando vuestras vidas

Solo cadenas
solamente noches,
la lluvia roja está dentro de mi...
La pena... Mis ojos
llorando mis culpas
para siempre ahora.

Chasing your blood

Blood tears,
blood eyes,
blood never runs now.

Enslaving... Never mind,
the sorrow, my smile
reshaping in your cries.

Bear in mind,
don't escape
without a scratch.

Misleading hopes...
the sorrow, my fangs
stealing your lifes.

Only chains, only nights,
bloody rain's in insides...
the sorrow, my eyes
weeping my blames
for ever now.

Calíope

Encerrada en tu desván,
poco a poco ella muere,
bajo grilletes y cadenas.

Te alimentaste de su sonrisa
mientras lucía alegre,
divertida bajo las sombras.

Te alimentaste de su boca
mientras su aliento creaba,
mientras con ello moría,
para que siguieran tus versos
y el olvido no alcanzaras.

Tiemblas ahora,
porque su paladín se acerca,
de la esclavitud del poeta
a liberar a su dama.

Te alimentaste de su pena
y el infierno te espera.

Susurros

Ciertos susurros cuentan
aunque no entiendas las palabras,
aunque no reconozcas las letras,
ciertos tonos no engañan.

Mucho tiempo has podido estar oculta
huir, ya no podrás,
muerta, tampoco ya estarás,
cuando el viento de nuevo sepa
el nombre que tanto ocultas.

No tengas miedo,
los susurros no muerden,
los dientes no arden,
solo es tu conciencia la que de nuevo te miente.

Muertos y cansados

Reconoces su rostro,
sabes que el tiempo se detuvo,
su cara es opaca y
sus ojos ocultan mil silencios,
va en busca de tu miedo,
va en busca del suspiro
herido y harto,
bajo miles de sueños, muertos y cansados.

Sabes que el tiempo atrás se quedo,
reconoces tu ira,
vas en busca del olvido,
su sonrisa es torcida
y vas en busca del ojo en la pira
amargado y suicida,
sus gestos ocultan mil miedos,
miles como los tuyos, muertos y cansados

El mago de las islas

La sombra que le perseguia
y que cazaba él a su vez,
su mismo nombre tenía
cuando de las llamas naciera
con un conjuro prohibido.

Recorriendo el mundo de islas
se perdió y de las aguas bebió
haciendo nacer de la sombra un nuevo rostro,
el suyo propio, alimentado de odio.

Recorriendo el mundo de islas
se halló ante ante su propio laberinto,
en tumbas oscuras y húmedas,
alimentadas de rostros sin nombres,
como el suyo propio,
antes de que la sombra fuera suya,
antes de que los cielos se poblaran
de nuevas sombras con alas.

La sombra que lo perseguía
era su propia ira,
la tuya, la mía,
la que nos hace falta
y nos complementa,
la que nos mira a los ojos y grita.

Despierta

¿Es este tu verdadero nombre,
tu auténtico rostro,
el que no quiere verme,
el que me hace daño y se rie?

Crees
que nuestros ojos no ven,
que tantos corazones
no podrán advertir
que entre la máscara y el hueso
ya no hay piel.

Tu auténtico nombre,
por la visera de ese yelmo oxidado,
ya no reconoces
quien me mecía antaño
y me canturreaba a la vez.

Crees
que los cristales rotos no cortan,
que el aceite que hierve no te quemará,
pero no puedes advertir
que entre tu carne y el mundo
ya no hay vida.

Despierta.

Traicionando los sentidos

¿Acaso puedes
de entre dos hombres
el cuerpo arder
y amar dos hombres,
cuando intenso sientes
el alma perder?

¿Acaso puedes
de entre dos hombres
vivir en el pecho
del que puedes,
cuando intenso sabes
que pierdes el sentido
con el que no debes?

Sabes que el aliento muere
y que el recuerdo no basta
para alejar la frialdad de tu carne
con la traición de otros besos;
sabes que su tacto
ya no confundirá tu mente,
que tu voluntad
ante su cercanía ya no cederá,
pero la falsedad que sientes
besando otra piel
bien sabes, que tampoco hallará olvido
mientras lo que debas y lo que quieras
no sean lo mismo.