Banner cortesí­a de Corazón de las Tinieblas

mardi, mai 31, 2005

En tu semblante hay mil rostros

No caminas por este mundo
descalzo y puro;
roja su sangre
y de cenizas la carne
de los inocentes crias.

Mientes mientras sangran,
mientes mientras lloras
rojos sus cuerpos
y en sus entrañas
el fuego alimentas.

No recuerdas cuándo este mundo
era a tus ojos puro,
cuándo su semblante te sonreía
mientras descalzas sus bestias crecían.

Nada crees ya,
nada sientes,
mientras los rostros de tus bestias,
de rojo se tiñen.

vendredi, mai 27, 2005

Un paseo nocturno

Sobre la lápida no había nombre ni fecha. La piedra era antigua y las malas hierbas se habían apoderado de su entorno. Estaba ligeramente inclinada hacia atrás como en un intento de facilitar a mis ojos la lectura de los cuatro versos.
Me quedé un tanto pensativa frente a ella pues las frases no tenían sentido como epitafio en la tumba de un muerto. Clamaban dolor, frustración y rabia y, aunque la piel se amoratara o el cuchillo bailara sobre su cuerpo, clamaban vida pese a todo.
¿Eran los últimos lamentos de un moribundo o las lágrimas de quien se quedaba rezando?
Esta noche de luna blanca regresé temprano de mi paseo nocturno y apunté en el cuaderno rojo las palabras que me robaban pensamiento. Pensé en El hombre de Carcosa, pensé en mi tumba, mientras me aseguraba a mi misma que en mi lápida jamás tales versos figurarían:

"No ves mis heridas
No conoces mi cuerpo
Su lenguaje o su ira
Cuando te miran de nuevo
."

lundi, mai 23, 2005

El fuego de la verdad

Ante mí ardían años de amistad, al menos aún lo creía cuando la neblina aún cubría la terrible verdad. Quisiera saber en qué momento se aparto de mí, cuándo dejó de escuchar mis palabras para ver moverse mis labios, cuándo cruzó el abismo que ahora nos separaba por aquel delgado y frágil puente de mentiras. Si hubiera sido más lista, si hubiera estado atenta, si hubiera escuchado cuando todavía me decía...

Ahora su piel se quemaba ante cada mirada mía, su carne se desprendía ante mi traición. Ambos nos habíamos herido, ambos nos estabamos matando: aunque las llamas no rozaran mi cuerpo, me estaba muriendo.

Era tan doloroso ver cómo se arrastraba ante mi... Yo ya no merecia perdón, él ya nunca me lo daria y ambos solamente nos quedaba odiarnos. ¿Era mi dolor el que me hizo marchar de allí o era el suyo el que me carcomía? ¿Aún yo sentía algo cuando las lágrimas que fueron asomando en sus mejillas manifestaban en silencio lo roto? No gritó al final, quizás ya no podía hacerlo. Las palabras entre ambos también habían muerto.

Debería haberme quedado.
Debería haberlo salvado por los recuerdos perdidos.
Debería al menos haberle aliviado su sufrimiento por las veces en que su sonrisa sincera me habia alegrado un día nublado, por las veces en que me había estrechado la mano cuando a punto había estado de romper a gritos.

vendredi, mai 20, 2005

Cadenas que salvan

Cadenas me aferran al mundo,
y los labios aún duelen,
lo que muere en un segundo,
seguramente el deseo,
quizás el futuro,
por el acero y la sal,
quizás un tiempo,
seguramente un gesto.

Cadenas en el horizonte me recuerdan
que la luz ha de ser oscura,
cuando su mirada aún lamenta,
que mis dedos una guadaña aferran,
que la muerte ha de lucir blanca,
cuando su sabor aún permanece,
cuando cadenas rodean mi cintura,
que mis labios de sal se alimentan.

Cadenas me golpean en la frente
y los labios aún recuerdan:
no he de levantarme,
no he de caminar,
ese sol que se levanta
más allá de los montes
y del tiempo siquiera
por el acero y la sal
ninguna luz ha de alimentar.

Son cadenas que duelen,
son cadenas que salvan
de dar rienda suelta a lo que la pasión mira
y aferran a la tierra las manos que vuelan.

mercredi, mai 18, 2005

Miradas ajenas

Las miradas se posan sobre mí mientras subo por la avenida. No se detienen en mi forma de andar, ni en mis ropas oscuras, sino que observan con curiosidad mi creciente locura.
Acostumbrados a verme, no saludan cuando paseo distraida con un libro abierto en la mano. Les extraña mi comportamiento y me lo reprochan cuando el silencio no basta para manifestarlo. Ruido, solo ruido... Ahora se enfadan si me encuentran escribiendo o perdiendo el tiempo frente a un puesto con libros.
Ellos no entienden... Conosco las calles, cada rebaje y cruce: no he de determe, no he de levantar la vista para evitar cuantos escollos se me presentaran en el día.
Pero poco se sabe de lo que a una le aguarda unas calles más arriba, si inmersa me encuentro en viajes y mundos, si los libros y el lápiz que llevo se me caen de las manos cuando, una tarde, su sonrisa me sorprende de pronto y el mundo se para.

dimanche, mai 15, 2005

El baile de los inocentes

La luz se apaga. El momento que aguardaba ha llegado. El ojo del huracán se instala en nuestro antro y los sonidos característicos de una canción surgen de nuestro entorno. En esta breve tregua, todas las mentes, enloquecidas chillan, saltan, las manos en alto, con el símbolo del diablo.
En el baile de los inocentes, cada alma se corrompe unos instantes con sinfonías que en su hipocresía blasfeman. Se mueven y cantan pero sus bocas volverán a llamar ruido a nuestros himnos, cuando a los cuatro minutos se detenga la batería.
Sé que no pertenezco a este sitio. Me confundo entre el caos y parezco inocente cuando mi cuerpo traidor siente con acordes latinos. Pero, otro sábado a la misma hora, las luces volverán a apagarse y de nuevo se detendrán los ritmos que conducen todas las polillas a la luz.

vendredi, mai 13, 2005

Cuando la piel, nerviosa, se estremece

Hay defensas que se destruyen
cuando la piel, nerviosa, se estremece,
cuando en su desazón busca
una tela que la oculte.

¿Es acaso posible
que esa mirada que sonríe,
cuando es cercana y traviesa a la vez,
no sepa el desajuste que provoca,
cuando la complicidad casual la hace detenerse
en curvas y andares?

¿Cuántos detalles y gestos se pierden,
cuánta oportunidad deriva,
cuando el ajetreo diario, la impaciencia o la ira
nos impide, en el silencio, leer
las palabras que no dicen?

El perfume se ahoga,
un susurro muere,
una caricia que delata desaparece.

Hay defensas que se levantan,
cuando la piel, nerviosa, teme,
cuando en su timidez busca
una tela que la oculte.

mercredi, mai 11, 2005

Caminando sobre cristales

Cada mañana despierto con un sol apagado. Mi cuerpo se despereza estirando sus pequeñas garras como si fuera un gato a punto de empezar su patrulla nocturna. Arrojo al entarimado los cojines que me dieron un falso consuelo en mi vigilia y las sábana satinadas, ellas solas, se deslizan al suelo.
En esta habitación a la que nunca le llega la luz, en la que la oscuridad es eterna y el espacio es un nuevo corsé, me despido. He de partir de nuevo para una búsqueda vana que es mi trabajo.
Camino segura por mi territorio, aun con ropajes ajenos, al encuentro de nuevos desconocidos. Sus rostros temerosos miran mi dulce sonrisa y, con azoramiento y dudas, rechazan la luz que les ofrezco por mor de mi juventud, por miedo a lo ignorado.
Un día más regreso de este viaje en el que parezco vagar sin rumbo, cual un árbol sin frutos, y, al entrar por la puerta de la morada en la que habito, me encuentro caminando sobre cristales, sin poder evitarlo, sorteando minas que nadie admite haber puesto.
El viento se levanta, habrá tormenta.

lundi, mai 09, 2005

El descenso de una araña del techo

Han pasado casi doce años desde que despedazara las hojas de mi diario y llantos, escritos tras la tormenta, fueron quemados como lo fueron los poemas que germinaron en un vientre débil y sin fuerzas. Ahora, tras tanto tiempo, algo en mi oscuridad clama de nuevo ser escuchado.
Una araña desciende del techo, me susurra al oído ritmos olvidados y en la encrucijada en la que me encuentro me detengo. Siento que la lluvia afuera se ha parado y las gotas suspendidas quedaran un tiempo mientras aún tiemblen los espejos que cubren las paredes de mi cuarto.
El teclado es el que ahora siente el baile de mis dedos mientras reordeno en mi mente los pedazos que sobrevivieron y la hoja, aburrida y sola, grita mi nombre, para que holle su inmaculado cuerpo. ¿Acaso ignora que las llamas serán las que rocen su blanca superficie y no la pluma que guardo ya en mi estuche de cuero?
Pronto, si tengo suerte, tronará afuera y sonreiré si de nuevo la lluvia cae fresca sobre mi cuerpo desnudo. Entonces mis pasos seguirán uno de estos caminos, al oriente espero.
HASH(0x8bc4390)
You're a vinyl/fetish corset. Grrrrowl.

What corset are you?
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